Con un poco de retraso debido a un virus inoportuno, os dejo la segunda parte del artículo del Nuevo Año Celta.

En ese post te invité a reflexionar sobre qué querías dejar atrás, qué temas, ideas, creencias, relaciones habían cumplido su misión en tu vida. Te invité a que hicieses una lista tras una reflexión dando un paseo en la naturaleza.

Ahora te propongo una visualización.

En tu paseo por ese sendero mágico, ese parque cercano, esa ruta rural imagina que llegas a una antigua posada como la de la foto. Hace frío y se agradece el calor que ofrece el fuego.

Para tu sorpresa, encuentras que la mesa está puesta y te sientas. Como si alguien te leyese la mente, justo cuando pensabas que esa bebida calentita te sentaría a las mil maravillas, aparece la mesera. Es una señora mayor, muy mayor, con pelo plateado recogido en un moño del que cuelgan algunos mechones y que tiene todos los surcos y arrugas posibles en la cara. Viste ropas antiguas, sencillas, sin complicaciones y en su delantal te llaman la inmensa cantidad de bolsillos que parece tener. Envuelta en bruma, huele maravillosamente bien a bosques de cedros y abetos en invierno. Piensas que, con poca luz, tal vez podrías confundirla con una bruja salida de una leyenda antigua.

Despacito la dama se acerca a ti y te pregunta si puede ayudarte. Al mirarla descubres asombrada que sus ojos son de un transparente y chispeante azul límpido. Sus ojos, son extrañamente jóvenes e increíblemente sabios.

Te sirve un chocolate caliente que huele deliciosamente a cacao, miel, cardamomo, canela y clavo y desde el primer sorbo te sientes transportado a otro mundo. En ese justo momento la dama te pregunta si has traído la lista. Descubres que la bruma te rodea y que lo único que importa en ese aquí y ahora, es dejar ir todo ese lastre que llevas desde tiempos inmemorables. De repente te sientes pesada y te das cuenta de que seguir así no es posible.

Le dices que sí, y ella te invita a acercarte al fuego. Retira su caldero y te pregunta si estás convencida de que mereces algo mejor. Te dice que lleves una mano a tu estómago y que notes que sientes ahí, en ese centro de poder. Y te das cuenta de que estás preparada para vivir una vida que te corresponda, que se adecue a tus deseos, a tus ritmos y a tus sueños.

La dama te invita a tirar tu lista al fuego. Al hacerlo un humo denso se libera y poco a poco tú te sientes más y más ligera. Miras radiante a la dama y descubres que tanto tú como ella estáis ahora rodeadas de una bruma dorada. Empiezas a preguntarte qué había en el chocolate…

La dama te invita a mojar tu dedo en agua y a hacer una espiral que va de afuera hacia adentro, en tu frente, en tu corazón y en tu centro sacral.

Cuando lo has hecho te susurra: —¡Que tus deseos se hagan realidad!-

Y te invita a volver a verla mañana a la misma hora. Tú aceptas porque te sientes maravillosamente bien, mucho más ligera y positiva como si algo hubiese cambiado en ti.

Te pones el abrigo y cuando vas a abrir la puerta te das cuenta de que no sabes cómo se llama la dama. Le preguntas su nombre y ella sonriendo te dice: Cailleach

Cuando cierras la puerta y vuelves a casa te metes en Google y buscas Cailleach. Te sorprendes al descubrir que tu aliada en este dejar ir fue la Diosa Celta del Invierno.

Sonríes. Mañana tienes otra cita con ella.

En cuanto a mí, te recuerdo que también te sugerí que hicieses una lista con las cosas que te gustaría vivir cuando el periodo Yan del año empiece.

Ya sabes, te espero aquí.

 

Si no sabes por donde empezar, si tú sola no te atreves, si te gustaría realizar esta etapa acompañada ¡Escríbeme!

Ya sabes, tengo el trabajo más chulo del mundo:
¡Soy tu Coach!

 

Ana, Mariposa Cósmica

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¡Te leo!