Ayer te invité a dejar ir todo lo que pesa, lo que ya no es ni tiene lugar en tu vida.
En la naturaleza, los campos parecen yermos, todo parece en reposo y, sin embargo, toda la actividad pasa en el interior. Mamá Naturaleza (cuando los humanos no nos metemos donde no nos llaman), se encarga de que las semillas tengan un manto que las proteja y las nutra, que llueva y nieve donde y cuando haga falta y confía en que todos sus bebés vean la luz cuando los rayos cálidos del sol vuelvan a hacer su aparición en primavera.
Ahora te propongo que, tras haber hecho limpieza y espacio a todos los niveles, te des estos meses de otoño e invierno para realizar una siembra proactiva.
¿Nos vamos a ver a Cailleach?
Busca un sitio cómodo, tranquilo, calentito y cierra los ojos. Escucha el silencio y vuelve a tomar ese sendero que te lleva a lo más profundo del bosque. A lo lejos percibes la vieja taberna y entras, segura, de que encontrarás a la Diosa que te acompañó ayer.
El lugar está igual que lo dejaste y al abrirse una puerta percibes a Cailleach. Te sonríe y te invita a tomar un poco de ponche de invierno, un vino caliente con anís estrellado, naranja, clavo y miel, todo en su justo punto.
Busca en uno de sus innumerables bolsillos y saca un viejo pergamino, una pluma y un espejo. Te pregunta si has reflexionado sobre lo que te gustaría conseguir en estos meses oscuros donde todo, como la metamorfosis de la mariposa, pasa en el interior.
Al decirle tú que sí, Cailleach te invita a escribir en el pergamino aquello que quieres sembrar de forma proactiva en estos meses oscuros. Pueden ser ideas, conceptos, proyectos, viajes, tal vez eres un artista y tienes cuadros por pintar, libros por leer y/o escribir, ideas que te rondan por la cabeza, pero que tal vez nunca te diste la oportunidad de tomar en serio. Cailleach te invita a soñar, te pide que tus frases sean cortas y que elijas un símbolo para cada semilla a sembrar.
Cuando has acabado, le entregas el pergamino y la pluma. Cailleach pasa la mano y se desprende una pulsera con charms, con los mismos símbolos que tú habías elegido. Cailleach te pregunta si estás segura de que eso es lo que quieres. Cuando tú le dices que sí, ella te pide una de tus muñecas y te pone la pulsera.
Cailleach te dice: —Ahora tienes algo por lo que soñar de forma proactiva los próximos meses del año, pero antes, deberás hacer el duelo de todo aquello que ya no es. No solo basta con hacer una lista de intenciones de todo lo que ya no se quiere, también hay que saber decir adiós y dejar y/o dejarse ir. En estos meses fríos de invierno deja ir, di adiós y, sueña en grande y en colores con todo aquello que queda escrito en el pergamino y que la pulsera se encargará de recordarte cada día. De esta manera, cuando llegue la primavera, estarás preparada para pasar a la acción y materializar esas ideas, proyectos, sueños que habrás nutrido durante estos meses. –
Cailleach va hacia la ventana y te indica que debes marcharte a casa, pronto hará que una de las primeras nevadas del invierno tenga lugar. Este año ha llovido poco y es hora de que la tierra se refresque, la nieve caiga de forma tranquila y el agua vuelva a recorrer ríos y riachuelos llevando vida a su paso.
Por último, antes de irte, Cailleach te da el espejo y te hace prometer que cada día te mirarás en él y encontrarás en ti, una cosa bonita de la que estás orgullosa. No puedes repetir la misma cosa cada día. Debes de elegir algo en ti que te haga sentir bien. Puede ser tu actitud, tu valor, tus ideas, tus ganas o bien puedes elegir tus ojos, tu sonrisa, tus pecas…
Cailleach te pide que al mirarte a los ojos y decir en voz alta que estás feliz con tu cosa bonita veas como tus ojos chispean y un sentimiento calentito se instala en tu corazón. Repítelo tantas veces como te haga falta y, al final, deséate un lindo día y dite a voz en grito si hace falta, que te mereces un día estupendo y que te AMAS así en mayúsculas todo y más.
Tú, la miras confusa, y ella te dice simplemente: – Si tú no te amas, por qué pretendes que alguien externo lo haga por ti, no tiene sentido. Te da el espejo y te dice que es mágico y que todo lo que te digas se manifestará. Tú sonríes no muy convencida, pero prometes que lo intentarás.
Os despedís con un abrazo. El viento frío del bosque te hace ir volviendo poco a poco a ti y a tu realidad. Al abrir los ojos descubres que los charms desfilan por tu cabeza y que te invitan a dibujarlos en un papel que te prometes poner en un lugar visible de tu casa. Y, ¿Por qué no, en el espejo del baño? Así lo haces, y antes de apagar la luz pruebas a decirte en voz bajita que te amas y una gran sonrisa ilumina tu cara.
Te deseo una linda siembra y un muy lindo día cuando sea que leas esto.
Si no sabes por dónde empezar, si tú sola no te atreves, si te gustaría realizar esta etapa acompañada ¡Escríbeme!
Ya sabes, tengo el trabajo más chulo del mundo:
¡Soy tu Coach!
Ana, Mariposa Cósmica
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¡Te leo!
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